1 de agosto de 2007

Agradecimientos VI

Kristen, de EEUU ahora residente en Rarogonta aficinonada a estrellar su bicicleta contra los cocoteros. Muy divertidos momentos pasamos en Bora Bora. Kristen no es la misma antes que después del paso por el pub Bloody Mary.

Sophie, de La France, valiente y simpática viajera que estuvo dos meses en India y nos cruzamos en Bora Bora y finalmente en Río. ¿Por dónde andas ya? Se te va a quedar el mundo pequeño...

Leo, correctísimo inglés cuya meta es visitar todos los países del mundo, todos, y hacerlo antes de los 30 años. Te seguiré de cerca, compañero. Después de Bora Bora visitó Gambier y otras islas míticas.

Ernesto, de Uruguay con el que pasé parte de mi estancia en Isla de Pascua. Abran sitio que viene Ernesto, y si no hay, se hace. Di que sí, valiente.

Hanna y Steinar, de Polonia y Noruega. Pareja que conocí en Isla de Pascua y con la que viajé a Santiago, donde saciamos las ganas acumuladas de ternera, vino, etc. Me van a regañar por no haberles pasado aún algunas fotos...

Ramón, Esteban y su mujer Lorena, de Brasil, Chile y Chile respectivamente, que me acogieron extraordinariamente bien cuando no conocía a nadie en Santiago y con los que pasaban las horas rápido con tanta charla.

Nataly, de Santiago lindo. Dulce joven que me llevó a las mejores vistas de Santiago entre montañas y a Fantasilandia, ¡toma ya! Buena suerte en tus futuros.

Estrella y Luna (casualidad, creo), con las que me topé en Punta Arenas. ¿Cómo? ¿Me podéis repetir a qué os dedicáis? Jur, jur... ¿Y cómo hacéis cuando...? ¿Sí? Uy, uy, uy...

Joanna, de Escocia, que conocí en el mismo Perito Moreno cuando ambos no podíamos abrir más los ojos ante semejante escena de la naturaleza. Ya se te acabó el viaje también, ¿no? Apaga y vámonos.

Mariela, de La Plata, con mil tareas y aspiraciones. Si algún día te presentas a alcaldesa de Buenos Aires o a representar a los humanos frente a los extraterrestres, ¡cuenta con mi voto!

Sol y Romi, de Buenos Aires, que nos invitaron a Alex y a mí a tomar mate al cristalino río de La Plata. Perdón por escapárseme aquella inoportuna frase "pero, ¿cogemos los cuatro en esa manta tan pequeña?", uno no controla el argentino 24/7.

Olga, de Siberia, ahora viajando en compañía de Ángel. Encantado de haberte conocido, aunque sea al final de los finales. No te acomodes mucho a las temperaturas de Brasil que después hay que vover je, je. Ya nos explicarás cómo se puede aprender castellano así de bien y en un tiempo mínimo; realmente no salgo de mi asombro. No me extrañaría que ya supieras hablar portugués...

Reny y su mujer, de Río de Janeiro. Una pareja que tiene mucha vida a las espaldas y, aún ya siendo de avanzada edad, mantienen una ilusión que pocas veces he visto en otras personas. Una medalla a estos personajes.

Agradecimientos V

Yoko y Yoshi, made in Japan que me bautizaron como José san y navegante del mundo (no sabía que de las sílabas de mi nombre se podría extraer eso...). Geniales y divertidísimas chicas que se han convertido en mis fans, y tengo que admitir que yo también lo soy de ellas. Pasadlo bien en Bali, ahora que habéis vuelto por allí.

Borja, madrileño de adopción ahora pasando unos meses en Australia, dice que estudiando, pero yo aún no lo creo porque no hago más que ver fotos de sus fiestas je, je. Muy divertido aquel día en Alice Springs y muy buena cena de carnes variadas pudimos compartir.

Alessandro y Roberto, italianos con los que coincidí en Alice Springs y también disfrutamos de aquel genuino pub australiano, con serpierntes incluidas.

El grupo de veintitantos con los que estuve tres días por el desierto de Australia. Más divertido y más risas, imposible. Más cansancio y calor, tampoco. No recuerdo todos sus nombres, así que no citaré ninguno. Sobrevivimos todos a animales malignos como serpientes, arañas, gringos, etc. Tampoco olvidar al genuino conductor nativo de Alice Springs, de nombre Beej, el director de orquesta.

Darío, italiano que conocí en Melbourne y volví a encontrar por casualidad en el aeropuerto de Tahití. 95 países llevaba en aquel entonces, ahora quizás haya superado los 100. Culto, hablador de varios idiomas y con el pasaporte lleno de sellos es uno de los más grandes viajeros, en todos los sentidos, con los que me he cruzado.

Debbie, de Auckland. Vaya noche de suerte, ganando en la ruleta y conocer a esta neozelandesa allí mismo fue todo uno. ¡Suerte en tus abultados negocios!

Matthias, alemán con el que viajé algunos días a través de Nueva Zelanda. Algo cuadriculatem, pero buena gente.

Therese, alemana también, que conocí en Greymouth y ya no nos volvimos a ver en Wellington.

Tanja, suiza biblitecaria con la que me crucé en Nueva Zelanda. Espero tu recomendación de libros favoritos.

Agradecimientos IV

Ant, de Reino Unido. De los viajeros más auténticos, inmerso en su viaje de 4 años. Aún seguirá en India... ¡suerte en tu sueño de escritor!

Mark, galés. También un original viajero que fue compañía en aquella travesía de 5 días cruzando Tibet.

Rebecca, británica. Divertida y valiente, seguramente también ande por India aún. Qué valor...

Hilary, de Sudáfrica. Powerfull y seguridad son las palabras de esa gran intrépida treintañera que viaja sola por todos lados. Un lujo conocerte allá en los Anapurnas, en medio de la nada.

Victoria, de Rusia y la tripulación de koreanos haciendo rafting. ¡Qué divertido fue! Me apunto al próximo rafting.

Iddo y Maya, de Israel, ahora residentes en Delhi. Gracias por alojarme en vuestra casa y hacer más fácil y gradual la entrada en la selva que es India. La verdad que me sentí como en un hotel.

Haydee, australiana que viaja con su hijo de 5 años, Taj por India nada menos. Una viajera más que consagrada, con varios años de viaje a sus espaldas. Estuvimos solos antes el peligro en más de una ocasión siendo los tres únicos no indios entre vete tú a saber cuántos humanos. Ya pasó, ya pasó...

Karen, de Hong Kong. Descubrí lugares de la ciudad que de ninguna otra manera hubiera conocido. También comida cantonesa.

Ae, de Bangkok. Tu mirada tiene que estar en un museo y debe ser estudiada en profundidad. Qué barbaridad...

Chad, de Nueva York, con el que coincidí en Bangkok. También viajero revolucionario, es decir, que da una revolución o vuelta al mundo.

Or, de Tailandia. Qué bien elegías los mangos... Divertidísima compañía, un 10 a esta simpática, guapísima, sencilla sonriente tailandesa.

El Bosco, del País Vasco ahora pasando los días en Phuket y dueño del restaurante De Tapas Spanish Bar, que recomiendo. Un ejemplo de cómo vivir bien. ¿Para cuándo el manual del proceso?

Daniel, de Cataluña, tres cuartos de lo mismo. Envidia me dais de veros siempre en bañador. Eres muy afortunado.

Alex, de Cataluña, compañero en varios tramos del viaje que no se lo monta nada mal. ¿Por dónde andas ya? Qué buenos momentos en Singapur, Cairns y Buenos Aires. Te advierto que tu viaje se acabará algún día también, para que te vayas haciendo a la idea je, je, je.

Shyn, de Singapur, que nos enseñó nuevas zonas de la ciudad y nos bautizo como ciudadanos de Singapur al comer la fruta durian, que sabe a rayos. Ya no la volvimos a ver...

Agradecimientos III

Selegne y Bolormaa, chicas de Ulaanbatar con las que fue divertido pasar una tarde. Después pretendieron que pagara yo los aperitivos y refrigerios tomados, cosa que evidentemente no hice y ahí se acabó la historia.

José y Antón Alvar, españoles participantes del ya mítico Mongol Rally. ¿Seguís acumulando barbas? Os pediré consejo porque ese rally me está atrayendo mucho.

Rafael, Valenciano y único español residente en Mongolia. Toda una suerte haberle encontrado y haber pasado tan divertidos y festivos momentos por allí. ¿Qué tal se dio este invierno? ¿Hubo record de temperaturas negativas por allí?

Las chicas del Marco Polo, Ulaanbatar. Esas son fiestas animadas, y ellas saben cómo animarlas.

Michael y Enklee, canadiente él y mongola ella. Extraña pareja conocida en el transiberiano que nos fue de mucha ayuda a la hora de llegar a China. Doy fe que fue una proceso caótico.

Olga, de Cataluña, residente en Beijing y escribiente de un blog en el que cuenta su día a día en Beijing. Rara, rara, rara y le gusta.

Corinne y Nathalie, simpatiquísimas francesas de París y Lyon con las que compartí un par de días en Beijing. Espero volverlos a ver algún día.

Jocelyn, de Taiwan, compañera de habitación en Beijing. Muy divertida, aunque más divertido fue ver la cantidad de potingues con los que viajaba. El 90% del tiempo estaba frente a su espejo de mano. Por suerte no habla castellano.

Ángel y su novia, de Cataluña, curioso paseo por extrañas callejuelas de Beijing.

Aina, de Barcelona, que llegó a Beijing cuando yo me marchaba. Una pena no haber coincidido más tiempo. ¿Por dónde andas ahora? ¿Sigues de aquí para allá?

Ángel, de Leganés. ¿Qué voy a contar de ti?! Desde Beijing a Katmandú, también en Kuala Lumpur, Singapur, por tercera vez en Tailandia y hace unos días en Río de Janerio. Cero en tiquismiquis y pijerías y diez en improvisación. El compañero de viaje de más duración, con el que he tenido mil risas y situaciones inverosímiles. Él estaba en el mismo lugar que yo en muchos de los más increíbles parajes del viaje. Aún continúa su viaje. No vuelvas pronto que se está mejor por ahí... Por cierto, acabo de verte en una foto en un ventanilla de China para intentar comprar el desesperado billete de tren que perdimos, rodeado de chinos en aquella estación que era el infierno mismo.

Kleber, de Brasil, con el que viajé bastantes días en China y que volví a ver casualmente el último día en Río.

Jean Michael, de París, mon amie!! Compañero de viaje a través de Tibet y Katmandú. Decidido y seguro viajero con el que compartimos extraordinarios desayunos en aquella azotea del hotel.

Agradecimientos II

Y, por supuesto, gracias a la gente valiosa con la que me he encontrado aquí y allá y con la que he compartido auténticos buenos momentos. Citaré sólo los más relevantes muy brevemente, sabidor que se me olvidarán algunos y otros obviaré a propósito, con lo que esos mismos nunca sabrán a qué grupo pertenecen.

Gracias a:

Los transiberianos Antonio, Ester y Josan, valencianos, con los que comencé el viaje allá hace mil meses. Extraordinaria compañía que espero se repita en el futuro. Antonio es un todoterreno, Ester no se quéjó de ninguna de las penurias, aunque acabó sin marido y Josan, con el que también compartí días en Mongolia y China, ya es un consagrado y permanente viajero cuya manera de entender los viajes es difícil de digerir al principio, pero que después de adoptarla, para probar, tiene mucho sentido, es una de las mejores y además la recomiendo.

Alberto, de Madrid, con el que finalmente coindicí más días en Madrid que en Rusia. Una pena, porque nos hubiera contado mil historias rusas, de esas rusas, rusas.

Lena, de Irkust, Rusia. Gracias por compartir tu casa con nosotros y regalarnos de propina unas clases (poco aprovechadas) de tango allí mismo, en la cuna del tango como es Siberia.

Katerina y Lissa, de Ekaterinbug, Rusia. Gracias por aquellas inolvidables 24 horas tan intentas en medio de Siberia con la familia, la cena, la abuela, las fotos y la hoguera en el bosque.


Anton, Ekaterinbug, Rusia. Aquel extraño y divertido joven ruso que trabajaba delante de un extraño y sospechoso botón en una fábrica muy rusa.


Los estudiantes rusos del party coupé Yana, Iran, el trucha y compañía. Qué divertidos momentos durante aquellos 3 días y 2 noches seguidos en el tren.

Robin Thompson, Cambridge. Fotógrafo profesional al que le tengo una envidia terrible. Gracias por tus, para mí, imprescindibles consejos que me diste en aquel tren camino de Mongolia. Sin duda han sido fundamentales para mis fotos.


Mark Wallace, Cambridge, vecino de en una de las cabañas perdidas en medio de la nada, allí en las llanuras de Mongolia y que nos pedía leña alguna que otra vez.

Shivanthi y Janie, de Singapur, también vecinos del poblado.

Ingrid, de Canarias. Una valiente y simpática viajera también embarcada en la aventura de dar la vuelta al mundo.

Agradecimientos I

No puedo dejar de agradecer a todo aquello y aquellos que han hecho de mi viaje una experiencia más sustancial.

Agradezco el seguimiento de mis crónicas en este blog que, sin ser ni pretender ser rigurosas sino más bien entreveradas, han superado las 10.000 visitas; nunca lo hubiera imaginado.

Espero al menos en esta resumida versión (las crónicas extendidas algún día se terminarán de escribir) que el melancólico se mueva a risa, el risueño la acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la invención, el grave no la desprecie, ni el prudente deje de alabarla (...).

Gracias a los lectores pues, con premios a Mamen y Paco como máximos participantes. Aún no he preparado los premios. También a los que leen y se mantienen ocultos. Sorprendido estoy de la cantidad de gente anónima que me escribe y me pregunta detalles y consejos acerca de un viaje similar que tienen en mente. Encantado estoy de ayudar.