El último día fui con Alex y estas dos simpáticas porteñas de nombres Sol y amiga rubia de Sol a tomar mate al río de la Plata.
¿Viste, flaco? Ya soy un argentino auténtico, imposible de distinguir de uno más auténtico aún. Daleee.
Echaré de menos muchas cosas de esta familiar ciudad: los masajes, el subte,
Las calles con miles de números (y hasta 14000 en alguna ocasión),
Las numerosas tiendas de libros, y es que Argentina es, junto con Cuba, único país de habla hispana donde los libros no tienen impuestos. Son apreciablemente más baratos. Voy cargando ahora con 4, uno de ellos El Quijote; no podía estar ya tanto tiempo sin releerlo.
Y el apasionado tango. Me voy de Buenos Aires sin haber aprendido ni un paso siquiera, ¡muy fatal!
Y por supuesto lo que más echaré en falta será el bife y el dulce de leche.
Alex se queda por aquí. ¿Hasta cuándo, boludo? No es fácil escapar tan fácilmente je, je, je. Espero volverte a ver pronto, aunque me temo ya no será en este viaje. Es mundo es un lugar más pequeño de lo que parece, aunque lleno de rincones.
Un sobresaliente para la ciudad de Buenos Aires.