Llegó el momento. Salimos del
hostel una hora y cuarenta minutos antes de la salida del tren, en la
estación este de
Beijing, el mismo sitio donde
Josan cogió el tren rumbo a
Laos días atrás. Aprovecho para decir que
Josan llegó... y en estado vivo a
Laos.Ha comenzado a llover y el trafico es infernal. Tardamos horrores en coger un taxi, pero minutos más tarde tenemos que abandonarlo porque NO AVANZA NADA. El tiempo se echa encima y apenas quedan 45 minutos, muy poco porque
Beijing es
enormegrandeinfinita. Intentamos coger el metro, pero las paradas son pocas y
después tendremos que andar una hora hasta la
estación de tren desde la parada mas cercana.
No es nada
fácil encontrar la entrada de metro, ¿¿¿nadie en la calle lo sabe ???!! Preguntamos a varias personas y cada una nos indica un sitio, como es de esperar. Finalmente bajamos a un centro comercial, donde recorremos varias plantas a toda prisa empapados hasta las cejas y con las mochilas a cuestas. ¿¿
Aquí realmente se coge el metro??? No llegamos, no llegamos... El metro esta hasta arriba y hacemos sitio como podemos, ya bastante angustiados.
Al llegar a la
estación, ya no podemos ir corriendo, esta demasiado lejos y tenemos que coger otro taxi. No llegamos... Nos deja en el otro lado de la calle, y aún tenemos que cruzar un puente enorme lleno de gente y movernos por la
estación, que es ENORME. Justo al pasar por el puente suena un reloj dando las 7 de la tarde,
además lo hace en un tono muy inglés al mas puro estilo
Philleas Fogg, lo que da un aire muy
clásico a este momento. Bueno, siempre puede ser peor,
podría llover. Pero no,
señora. Esta vez esta ya lloviendo!!! El tren sale a las 19:03, llegamos tarde por pocos minutos. 说地非上到飞地!!!!!
Bueno,
Ángel,
Kleber y yo no somos nuevos en esto de trajines viajeros y no nos desesperamos, de hecho nos lo tomamos con calma y humor. Más de una persona en esta
situación se hubiera tirado de los pelos
aquí y hubiera montado un buen follón, pero como bien
decía Tono, "son cosas del viaje".

Intentar comprar nuevos billetes para el
próximo tren se convierte en un
procedure de los buenos. Nadie, digo NADIE, informa ni tan siquiera de donde se venden, es
increíble. Todo está en chino, la gente sólo habla chino. @##!!&%%!!!
Kleber prueba suerte en una de las mil ventanillas, pero no hay manera de hacerse entender. Termina por hacer trizas su billete delante del mostrador sin solucionar nada.
Descubrimos donde comprar los billetes, pero las colas son infinitas y densas. Densas porque los chinos hacen cola de una manera muy peculiar, pegados unos a otros, a codazos e intentando colarse por todos lados. De hecho es normal ver como la cola crece delante de ti en vez de ir menguando.
INCREÍBLE, de verdad, es imposible evitar que los chinos se cuelen por muy pegado que
estés al chino de delante que,
fíjate tú, ¡es siempre distinto! De debajo de las piedras sale un chino y se pone delante,
diciéndote que es amigo de otro, pega su pecho la espalda de su "amigo" y se une a él con fuerzas
interatómicas; no hay nada que hacer. De vez en cuando un guardia da cuatro voces y ahuyenta a los colones, pero al minuto vuelven.
Tras una hora y media, prueba conseguida!!!
Aquí tenemos tres billetes, incluso hemos salido ganando porque el asiento no es duro, debieron quedarse libres plazas en cama. Cada compartimento tiene 6 camas esta vez.
Olé.
¡A
Xi'
an estamos llegando!