Infinitamente mejor que los guerreros de
Xi'
an ha sido la posterior comida en este restaurante. Maravillados quedamos, tanto por el aseo, del que prefiero saltarme detalles, como por la
legión de diminutas camareras
moviéndose alrededor de nosotros a modo de hormigueo. ¡Qué divertidas son! Si levantas la mano más
allá de tu cabeza enseguida vienen unas cuantas, aunque solucionar, solucionar... no solucionan mucho.
Después la jefa de las
minicamareras pasa revista. En China es bastante habitual, para mostrar en público cuán disciplinados son en este restaurante.

¿Puedo llevarme unas poquitas a
España? Creo que tengo sitio en mi mochila...
No hay comentarios:
Publicar un comentario