Esta vez de Shanghai a Guilin son sólo 23 horas. Literas de tres pisos, no hay compartimentos y sí muy poca intimidad.
Qué buena idea es llevar una bandera de España y olé.
Aquí una diminuta viajera del tren.
Añado que Ángel y yo somos los únicos pasajeros no chinos del tren. Las anécdotas y peculiaridades de los chinos-de-tren las dejaré para otra ocasión, pero aseguro que viajar mezclado con ellos no tiene desperdicio.
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