27 de noviembre de 2007

Tailandia. Trajes a medida.

"Cuando uno prueba la ropa a medida, ya nunca vuelve a ir a comprar trapos", que dice no sé quien.

Aproveché la gran oferta y bajos precios que tienen en Bangkok para encargar algunas cosillas.

Si en Madrid un traje me cuesta 300 euros (una vez más, mi esbelta figura me obliga a comprarlos en sitios caros) y no son a medida, que serían más caros (solo el traje). Aquí te los fabrican por 50 euros, si bien elegí la máxima calidad de la tela, buen rematado interno y con lineas naranjas, señora! Salió cada uno por 70 euros, incluidos chaqueta, camisa, pantalón y corbata.

Las chanclas complementan extraordinariamente...

Encargué tres trajes (azul, blanco impoluto y negro negrísimo) con sus respectivas camisas y corbatas, un pantalón extra, 5 camisas mas, un chaleco naranja y el producto estrella... ¡un frac!

Los trajes, pantalones y camisas perfectos. Tuve que ir 10 veces a la tienda a tomar medidas varias, pero me lo pasaba en grande con los dependientes, que ya eran como amigos. Las negociaciones fueron prolongadas, pero ya estoy cogiendo tablas en el mundo del bargain. Con el frac la cosa fue más extraña, resulta que no tenían ni idea de hacer un frac, nada, cero. Yo he visto a muchos magos con frac, pero tampoco tengo idea de como elaborar uno, ya que es la prenda de mas alto nivel y mas difícil de hacer. ¿Entonces? ¿Qué pasa entonces? Eso digo yo...

Bueno, pues a aprender a hacer un frac toca esta vez. Será divertido. Solución: buscar allí mismo, en el ordenador de la tienda, fotografías de frac en Google images e ir copiando los detalles de aquí y de allá. Madre mía, qué estrañas cosas, esto no puede salir bien de ninguna de las maneras!!! Tras varias pruebas más, los detalles se fueron ajustando y el resultado final no estuvo nada mal.

Bien, ahora soy el mochilero mas elegante jamas conocido. De haber dispuesto de más tiempo, me hubiera dado una vuelta con la mochila y el frac por ahí. Sólo falta la chistera y disponible para hacer magias.

Después, meter todo en una caja y enviar un nuevo paquete de 14 kilos a España. Con esta jugada me he ahorrado una pasta. No quiero ni pensar lo que me hubiera costado todo esto a medida en Madrid.

Moraleja: venid a Tailandia, no hay excusas. Es un país barato, si bien puede asustar el precio del avión, sin duda es amortizable de mil maneras. Sin decir, una vez más, que esto es el paraíso mismo.