7 de marzo de 2008

Aitutaki.

¡OHHH! ¡OH! ¡OHHHHHHHHH!

(Foto de Google)

Aitutaki. Calidad naranja *****.

Siguiendo los consejos de Héctor, que es referencia fiable porque sus opiniones vienen de alguien que ha pisado los sitios, no de quien ha leído a otros o ha escuchado a su vez recomendaciones, visité la isla de Aitutaki. Dicen que junto con Bora Bora es la isla más bonita del mundo. Ahora tengo que agradecerte infinitamente, Héctor, tu consejo porque es el sitio mas paradisíaco que he visto jamas, con diferencia. Gracias mil, me siento en deuda contigo por tan valiosa recomendacion; que te invitaré a algún refrigerio a mi vuelta.

¿Cómo describes a los conocidos (interesados) un lugar así para que alcancen a entender siquiera un bajo porcentaje de la maravilla que es? Tendría que recurrir al diccionario de sinónimos de mi amigo José Manuel para escupir una descripción adecuada. No lo tengo a mano, así que se me ocurre de momento repetir que Aitutaki es un paraiso diez veces.

Aitutaki es el paraíso mismo.
Aitutaki es el paraíso mismo.
Aitutaki es el paraíso mismo.
Aitutaki es el paraíso mismo.
Aitutaki es el paraíso mismo.
Aitutaki es el paraíso mismo.
Aitutaki es el paraíso mismo.
Aitutaki es el paraíso mismo.
Aitutaki es el paraíso mismo.
Aitutaki es el paraíso mismo.

Anotad el nombre de esta isla y visitadla antes de morir: Aitutaki.


De nuevo en bicicleta, esta vez horrible bicicleta, recorrí la pequeña isla, con gente mucho más amable que en Rarotonga.

Quizás la zona del aeropuerto tiene la mejor playa. Decir que el aeropuerto es tremendo, los americanos construyeron aquí dos descomunales pistas, en las que pueden aterrizar los aviones más grandes, durante la segunda guerra mundial para controlar zonas del Pacífico y evitar el avance japonés.

¡Y no hay nadie! Yo solo durante un largo tiempo. Todo esto no puede ser real.

Concretamente los lugares más bellos son, prenten atención, la isla Maina y la isla Honeymoon. Arena blanca formando montículos y es posible ir de isla en isla andando sobre aguas tan poco profundas, claras y totalmente transparentes.

El día espléndido, tuve mucha suerte de presenciar todo este escenario en su perfección.

Y el almuerzo precisamente en la isla Honeymoon, con frutas del lugar, tropicales, y pescados del mismo lagoon. Que no falte mango.

A bordo de una lancha recorrí, junto con otras pocas personas, varias islas más. Prácticamente solos todo el día.


El capitán fantástico, como el se ha bautizado, preparando la comida mientras los demás hacemos snorkeling, viendo infinitos peces de colores y coral. ¡Genial!

Además tuve suerte en encontrar este genuino bungalow que, aunque no lujoso, no le faltaba de nada, ni cocina. Dos inglesas que conocí en el vuelo sí tenían un lugar reservado con antelación (¿por qué la gente piensa que hay menos riesgo en eso que ir a la aventura?). Comprar sin ver no es buen negocio. Resulta que su habitación estaba llena de bichos; se cambiaron al mío a la mañana siguente.
Y la playa allí mismo, con funciones gratuitas de atardecer todos los días.
Adiós, Aitutaki. Yo no me quiero ir de aquí. Fueron cuatro días muy buenos.