5 de marzo de 2008

Rarotonga.


(foto cogida de Google)

Dudé entre visitar Islas Cook o Fiji, pero mi próxima parada sera Tahití y no hay vuelos de Fiji hasta allí, así que la decisión fue mas fácil.

Como a partir de ahora se sucederán varios paraísos y no quiero visitarlos sin sol, porque venir aquí con todo lo que ello conlleva para ver llover no mola, las apuestas fueron mas fuertes que en el casino y decidí dedicar más de 4 días a cada lugar para pillar al menos un día de soleado.

Llegada a Islas Cook, con recibimiento típical-tropical, a saber: flores y música en vivo:

Ji, ji, ji...

Llegué algo tarde a la isla y decidí coger una cama en un dormitorio compartido con la idea de buscar algo mejor al día siguiente, pero cuando vi el magnifico alojamiento ya no me mude de allí: justo encima de la playa, con una extraordinaria terraza con vistas al mejor lagoon de la isla y desde la cama tumbado podía ver el mar. Un autentico lujo:



Y, cómo no, la lluvia apareció el primer día. El segundo también. No te preocupes, Naranja, que aún tienes mas disparos... (la verdad, ya me estaba empezando a asustar)

Pero al tercer día, el sol se hizo y el paraíso lucióo con su máximo esplendor, que es mucho.

Salí a hacer fotos como un desesperado y esto fue lo que me encontré:

Playas con arena blanca, agua azul turquesa que no cubre hasta infinito y toda la isla protegida con una barrera natural de coral. ¿Quien da más?


A mí todo esto me sienta muy bien...

Pasaría aquí tiempo indefinido con una sola actividad: la contemplación de maravillas.

Y playas sin masificación, que es muy importante. Prácticamente no hay nadie por aquí. Compárese con las playas espannolas, llenas de sombrillas y panzas tumbadas al sol, desde el agua hasta el paseo.


Las facilidades en esta isla no son muchas, apenas hay algún supermercado y los horarios son muy reducidos. Los precios son algo escandalosos pero se dejan pagar. Eso sí, las tardes son eternas y realmente no hay nada que hacer, como así sera en general en las islas del Pacifico. Mi diario manuscrito ha avanzado considerablemente estos días.

Comienza nueva etapa: islas del Pacífico.


Con bastante retraso escribo y se me acumulan las cosas.

Dejando atrás Nueva Zelanda y sus casinos (creo que finalmente recorrí todos los del país y con ganancias) crucé la raya del tiempo y viví dos veces el día 17 de febrero, con lo que este mes tendrá 30 días, muy extraño para ser febrero, y este año tendrá 367 días. ¿Que haré con el día extra?

Comienza la parte del viaje correspondiente a las islas del Pacifico, así que de isla en isla y tiro porque me toca, cruzando todo el agua, que es un trecho considerable. Mucha gente decide volar directamente de Auckland a Santiago directamente, pero ya que estamos aquí es buen momento para ir posándose en varias de ellas aun a riesgo de arruinarse porque las paradiñas son carillas. Lo haré en avión, aunque ya casi tengo dominada la técnica de volar...

Que así sea.