(foto cogida de Google)
Dudé entre visitar Islas Cook o Fiji, pero mi próxima parada sera Tahití y no hay vuelos de Fiji hasta allí, así que la decisión fue mas fácil.
Como a partir de ahora se sucederán varios paraísos y no quiero visitarlos sin sol, porque venir aquí con todo lo que ello conlleva para ver llover no mola, las apuestas fueron mas fuertes que en el casino y decidí dedicar más de 4 días a cada lugar para pillar al menos un día de soleado.
Llegada a Islas Cook, con recibimiento típical-tropical, a saber: flores y música en vivo:
Ji, ji, ji...
Llegué algo tarde a la isla y decidí coger una cama en un dormitorio compartido con la idea de buscar algo mejor al día siguiente, pero cuando vi el magnifico alojamiento ya no me mude de allí: justo encima de la playa, con una extraordinaria terraza con vistas al mejor lagoon de la isla y desde la cama tumbado podía ver el mar. Un autentico lujo:
Y, cómo no, la lluvia apareció el primer día. El segundo también. No te preocupes, Naranja, que aún tienes mas disparos... (la verdad, ya me estaba empezando a asustar)
Pero al tercer día, el sol se hizo y el paraíso lucióo con su máximo esplendor, que es mucho.
Salí a hacer fotos como un desesperado y esto fue lo que me encontré:
Playas con arena blanca, agua azul turquesa que no cubre hasta infinito y toda la isla protegida con una barrera natural de coral. ¿Quien da más?
A mí todo esto me sienta muy bien...
Pasaría aquí tiempo indefinido con una sola actividad: la contemplación de maravillas.
Y playas sin masificación, que es muy importante. Prácticamente no hay nadie por aquí. Compárese con las playas espannolas, llenas de sombrillas y panzas tumbadas al sol, desde el agua hasta el paseo.
Las facilidades en esta isla no son muchas, apenas hay algún supermercado y los horarios son muy reducidos. Los precios son algo escandalosos pero se dejan pagar. Eso sí, las tardes son eternas y realmente no hay nada que hacer, como así sera en general en las islas del Pacifico. Mi diario manuscrito ha avanzado considerablemente estos días.
Como a partir de ahora se sucederán varios paraísos y no quiero visitarlos sin sol, porque venir aquí con todo lo que ello conlleva para ver llover no mola, las apuestas fueron mas fuertes que en el casino y decidí dedicar más de 4 días a cada lugar para pillar al menos un día de soleado.
Llegada a Islas Cook, con recibimiento típical-tropical, a saber: flores y música en vivo:
Ji, ji, ji...
Llegué algo tarde a la isla y decidí coger una cama en un dormitorio compartido con la idea de buscar algo mejor al día siguiente, pero cuando vi el magnifico alojamiento ya no me mude de allí: justo encima de la playa, con una extraordinaria terraza con vistas al mejor lagoon de la isla y desde la cama tumbado podía ver el mar. Un autentico lujo:
Y, cómo no, la lluvia apareció el primer día. El segundo también. No te preocupes, Naranja, que aún tienes mas disparos... (la verdad, ya me estaba empezando a asustar)
Pero al tercer día, el sol se hizo y el paraíso lucióo con su máximo esplendor, que es mucho.
Salí a hacer fotos como un desesperado y esto fue lo que me encontré:
Playas con arena blanca, agua azul turquesa que no cubre hasta infinito y toda la isla protegida con una barrera natural de coral. ¿Quien da más?
A mí todo esto me sienta muy bien...
Pasaría aquí tiempo indefinido con una sola actividad: la contemplación de maravillas.
Y playas sin masificación, que es muy importante. Prácticamente no hay nadie por aquí. Compárese con las playas espannolas, llenas de sombrillas y panzas tumbadas al sol, desde el agua hasta el paseo.
Las facilidades en esta isla no son muchas, apenas hay algún supermercado y los horarios son muy reducidos. Los precios son algo escandalosos pero se dejan pagar. Eso sí, las tardes son eternas y realmente no hay nada que hacer, como así sera en general en las islas del Pacifico. Mi diario manuscrito ha avanzado considerablemente estos días.