5 de abril de 2008

Llegó la hora de dejar Buenos Aires querido.

Buenos Aires es una tela de araña que no te deja escapar tan fácilmente. Y yo me dejo atrapar, es una ciudad en la que estaría muy a gusto dos meses en vez de dos semanas.

El último día fui con Alex y estas dos simpáticas porteñas de nombres Sol y amiga rubia de Sol a tomar mate al río de la Plata.


¿Viste, flaco? Ya soy un argentino auténtico, imposible de distinguir de uno más auténtico aún. Daleee.

Echaré de menos muchas cosas de esta familiar ciudad: los masajes, el subte,

Las calles con miles de números (y hasta 14000 en alguna ocasión),

Las numerosas tiendas de libros, y es que Argentina es, junto con Cuba, único país de habla hispana donde los libros no tienen impuestos. Son apreciablemente más baratos. Voy cargando ahora con 4, uno de ellos El Quijote; no podía estar ya tanto tiempo sin releerlo.

Y el apasionado tango. Me voy de Buenos Aires sin haber aprendido ni un paso siquiera, ¡muy fatal!

Y por supuesto lo que más echaré en falta será el bife y el dulce de leche.

Alex se queda por aquí. ¿Hasta cuándo, boludo? No es fácil escapar tan fácilmente je, je, je. Espero volverte a ver pronto, aunque me temo ya no será en este viaje. Es mundo es un lugar más pequeño de lo que parece, aunque lleno de rincones.

Un sobresaliente para la ciudad de Buenos Aires.

¡¡¡Urgente!!! ¿Quién se viene a Río YA?

Tras una serie de carambolas favorables que no vienen a cuento he llegado a Río de Janeiro y estoy en un enorme apartamento en la misma playa de Copacabana, con dos habitaciones, salon infinito, dos baços, dos teles, cocina, etc.

Invitados estáis. Venid, venid!!! No lo penséis ni un instante, hay sitio para cinco al menos (*). Además el zumo de mango vuelve a saber a mango como en Tailandia.

Mi viaje está a punto de concluir, gastaré los últimos días en Río.

(*) Daré preferencia a las féminas (**)
(**) Dentro de las féminas, a las más pomposas.