27 de marzo de 2008

Buenos Aires querido.

A bordo de mi último vuelo con LAN, con miedo al despegar por el terrible viento de ese día en Ushuaia. El resto de pasajeros estaba tan estaba tan tranquilos, yo no. Llegué a Buenos Aires con una intención de estar allí días mil.

Aquí Buenos Aires, vastísima ciudad como no he visto otra. Enorme, descomunal urbe con calles que llegan a los 14.000 números. Ver para creer. Habitantes también tiene; ahora 12 millones.

Tremandamente parecida a España en muchos aspectos, si bien es algo más sucia, más activa, más cultural, más cercana y mucho más auténtica. Su gente me encanta, ya hablaré de ellos en otro momento. Supongo que tarde o temprano les visitará la oscura sombra de la globalización, esa que dificulta el camino a las originales cafeterías de siempre e impone un ritmo absurdamente rápido a las calles, y a los viandantes también.

El punto negro es, sin duda, la delincuencia, que aquí alcanza cotas ya desorbitadas. Es mejor no poner la televisión y no escuchar noticias repetitivas: robos con violencia atroz, secuestros, asesinatos, etc. "Doña XXXX salió de su casa para visitar a los sobrinos, fue asaltada, se resistió y acabó muerta", es un titular típico.
Si no fuera por ello, Buenos Aires sería una ciudad ejemplar.

Y que no falte Quilmes aquí y allá, potentísimo icono de Argentina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que disfrutes de la ciudad que me sirvio de hogar durante medio año. Es una gran ciudad, muy dinamica y activa, pero sus habitantes (abiertos, guapos, divertidos, chulos y amigables) son sin duda lo mejor de ella :)


-Hector

Naranja dijo...

Sin duda que estoy disfrutando, ¡esta ciudad me encanta!
Me quedaría muy agusto medio año en ella. Dos semanas se me hace poco aquí.