1 de agosto de 2007

Agradecimientos II

Y, por supuesto, gracias a la gente valiosa con la que me he encontrado aquí y allá y con la que he compartido auténticos buenos momentos. Citaré sólo los más relevantes muy brevemente, sabidor que se me olvidarán algunos y otros obviaré a propósito, con lo que esos mismos nunca sabrán a qué grupo pertenecen.

Gracias a:

Los transiberianos Antonio, Ester y Josan, valencianos, con los que comencé el viaje allá hace mil meses. Extraordinaria compañía que espero se repita en el futuro. Antonio es un todoterreno, Ester no se quéjó de ninguna de las penurias, aunque acabó sin marido y Josan, con el que también compartí días en Mongolia y China, ya es un consagrado y permanente viajero cuya manera de entender los viajes es difícil de digerir al principio, pero que después de adoptarla, para probar, tiene mucho sentido, es una de las mejores y además la recomiendo.

Alberto, de Madrid, con el que finalmente coindicí más días en Madrid que en Rusia. Una pena, porque nos hubiera contado mil historias rusas, de esas rusas, rusas.

Lena, de Irkust, Rusia. Gracias por compartir tu casa con nosotros y regalarnos de propina unas clases (poco aprovechadas) de tango allí mismo, en la cuna del tango como es Siberia.

Katerina y Lissa, de Ekaterinbug, Rusia. Gracias por aquellas inolvidables 24 horas tan intentas en medio de Siberia con la familia, la cena, la abuela, las fotos y la hoguera en el bosque.


Anton, Ekaterinbug, Rusia. Aquel extraño y divertido joven ruso que trabajaba delante de un extraño y sospechoso botón en una fábrica muy rusa.


Los estudiantes rusos del party coupé Yana, Iran, el trucha y compañía. Qué divertidos momentos durante aquellos 3 días y 2 noches seguidos en el tren.

Robin Thompson, Cambridge. Fotógrafo profesional al que le tengo una envidia terrible. Gracias por tus, para mí, imprescindibles consejos que me diste en aquel tren camino de Mongolia. Sin duda han sido fundamentales para mis fotos.


Mark Wallace, Cambridge, vecino de en una de las cabañas perdidas en medio de la nada, allí en las llanuras de Mongolia y que nos pedía leña alguna que otra vez.

Shivanthi y Janie, de Singapur, también vecinos del poblado.

Ingrid, de Canarias. Una valiente y simpática viajera también embarcada en la aventura de dar la vuelta al mundo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bienvenido a casa :)

Si pasas por Madrid y te apetece una birra hablando de Aitutaki y otras maravillas del mundo, echame un email!


-HECTOR-

Naranja dijo...

Hablando de agradecimientos, también te agradezco a ti infinitamente tus consejos en lugares determinados, Héctor.
Por supuesto que hay que hablar de Aitutaki y otras muchas cosas!